Hace unos días se presentó en Santiago de Compostela, ciudad natal del autor, el libro de poemas La piel encendida (Editorial Cuadernos del Laberinto. Madrid 2014), en cuyos versos Juan Besada nos sitúa en la ensoñación, en el recorrido suave y ansiado del cuerpo de la mujer amada.
reparando en
los múltiples detalles
del dibujo
en tu mano de las hojas
que va
meciendo el aire a cada instante
como un
bello regalo de la luz
viajando por
tu brazo ante sus ojos
y
advierte los sonidos en el aire…
Una poesía
llena de metáforas, bien medida en su ritmo y estructura y con la originalidad
de estar dividido en poemas independientes que forman un todo y que permite al
lector disfrutar de una parte o recorrer de la mano de Juan Besada la totalidad
de un sentimiento a nadie ajeno. Como dice Elena Orive en el prólogo: “Sienta,
lector, el grato cansancio del viajero que sabe que la próxima vez que emprenda
el camino por el mismo cuerpo, ya conocido, será un nuevo descubrimiento.”
Reseña de la editorial: http://www.cuadernosdelaberinto.com/Poesia/Piel_encendida.html
Coleccción ANAQUEL DE POESÍA, nº
41Reseña de la editorial: http://www.cuadernosdelaberinto.com/Poesia/Piel_encendida.html
Prólogo: ELENA ORIVE
I.S.B.N: 978-84-942539-8-0 • 58 páginas • 10€
El deseo es el motor de casi todas las
historias en Literatura, el motor de nuestras vidas, pero pocos
poetas se atreven a plasmar esta esencia, a reflejarse en primera
persona invadidos por el anhelo de la piel amada.
Juan Besada nos situa en el epicentro del deseo, en el ansia amorosa que culmina en la avidez de los amantes; y lo hace en una única composición poética que con un ritmo clave y usando versos retomados del anterior poema nos transforman en deseo que se ovilla, espera, mira a su alrededor, decide continuar su viaje particular en busca de la fuente y se desdevana para volver a ovillarse poco después y memorizar cada uno de los movimientos, olores y sonidos del cuerpo que recorre.
Juan Besada nos situa en el epicentro del deseo, en el ansia amorosa que culmina en la avidez de los amantes; y lo hace en una única composición poética que con un ritmo clave y usando versos retomados del anterior poema nos transforman en deseo que se ovilla, espera, mira a su alrededor, decide continuar su viaje particular en busca de la fuente y se desdevana para volver a ovillarse poco después y memorizar cada uno de los movimientos, olores y sonidos del cuerpo que recorre.
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