lunes, 27 de octubre de 2014

Escritura experimental en España, 1963-1983

Javier Maderuelo recorre la exposición de la que es comisario como si guiara al visitante por una extraña cueva de Ali Babá. Aquel Cantos de Orfeo de Elena Asins, perdido durante décadas, es el único poema superviviente de una serie (tan distinta a la obra posterior de la artista madrileña) que ardió en un incendio. Aquellas obras de Herminio Molero, fundador de Radio Futura, esconden una actividad artística desconocida para el gran público... y a un jovencísimo e irreconocible Pedro Almodóvar. Los más de 120 tesoros que exhibe en el Círculo de Bellas Artes bajo el nombre de Escritura experimental en España, 1963-1983 son heterogéneos en forma y contenido, pero tienen el mismo padre: el Archivo Lafuente.

Esta es una de las exposiciones que este “fondo privado de vocación pública”, según la definición  del coleccionista José María Lafuente, quien lo creó en 2002, ha orquestado a lo largo de este año para dar a conocer su proyecto. Es, por tanto, una exhibición de poderío —se reúnen obras de Oteiza, Brossa, Zaj...—, pero también una declaración de intenciones: reflejar el proceso de creación en los márgenes del mundo del arte. “Los museos han comprado obras de artistas que están dentro del canon. Nosotros no buscamos reescribir la historia, sino ofrecer unos documentos que hagan posible una lectura complementaria a la habitual”, explicaba el coleccionista durante la presentación de la muestra la semana pasada.

La investigación llevada a cabo por Maderuelo a partir del fondo rescata una corriente artística muy aceptada en las vanguardias europeas pero olvidada por las instituciones públicas españolas y en ocasiones por los propios autores.

Algunos de ellos abandonaron esta vía creativa poco después, como la propia Asins. Otros han sido ignorados hasta ahora, como Felipe Boso, considerado un autor poco prolífico hasta hasta un reciente descubrimiento: “Cuando muere y vamos a su casa, su viuda nos sacó... No te exagero, carpetas de aquí a allí”, recuerda el comisario de la exposición.

Lafuente y Maderuelo caminan por la sala recreando la investigación que hay tras la muestra como dos detectives salvajes de Roberto Bolaño. Boso se carteaba con Fernando Millán y con Ignacio Gómez de Liaño, la editorial Barral no editó una antología prometida, pero sí lo hizo la revista alemana Akzente, que... Maderuelo se interrumpe, maravillado: “Aún nos quedan miles de archivos que catalogar”. Las pesquisas están lejos de haber teminado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario