“'La poesia és/ un sistema de miralls/ giratoris, lliscant amb harmonia'”. Con estos representativos versos empieza el poema de Pere Gimferrer, uno de los 232 de otros tantos bardos que forman parte del volumen colectivo 'Mig segle de poesia catalana. Del Maig del 68 al 2018' (Proa). Es esta una suerte de antología exhaustiva, coordinada por Vicenç Altaió y Josep Maria Sala-Valldaura, donde certifican que “nunca como ahora la poesía catalana había gozado de tan alta plenitud”.
Y explica Altaió algunos motivos: “El número de poetas, las diversas tendencias estéticas, el despliegue en todo el ámbito geográfico de la lengua catalana, las traducciones, las dinámicas generacionales, el número de colecciones especializadas o la presencia social de este género y los diversos festivales de poesía". Para Sala-Valldaura, paradójicamente, “el buen momento se debe al mal momento social, laboral, cultural, económico y moral” pues, afirma, “la poesía se alimenta de detritus, de los dolores de cabeza y las coacciones particulares del ser humano”.
El libro ya da pistas de su estructura -dividida en tres periodos históricos que conforman tres generaciones- desde la misma portada, obra de Claret Serrahima. Está totalmente ocupada por una P (de poesía) tricolor: el rojo refleja el periodo de revuelta marcado por Mayo del 68, hasta 1978 y las primeras elecciones democràticas; el azul, el de la normalización y la caída del Muro de Berlín; y el negro, la actual era de insurgencia señalada por la caída de las Torres Gemelas de Nueva York y la crisis económica del mundo global.
La primera generación, que inaugura el recientemente desaparecido Carles Santos, y en la que figuran nombres consagrados como Carles Hac Mor, Marta Pessarrodona, Narcís Comadira, Enric Casasses, Francesc Parcerisas, Biel Mesquida, Xavier Bru de Sala, Maria-Mercè Marçal, Miquel de Palol, Ponç Pons y Perejaume,
la conforman autores nacidos entre 1940 y 1958 y formados en castellano
en plena dictadura. “Representan la gran utopía del siglo XIX del
acceso a la cultura de toda la juventud y un espíritu de vanguardia. A
través de ellos vemos la relectura de los clásicos, el experimentalismo
textual, los nuevos realismos y la crisis del realismo”, señala Altaió
en el marco del Espai Brossa.
Rafael Vallbona, Jaume Subirana, Susanna Rafart, Jordi Cornudella o Jordi Llavina forman
parte de la segunda generación, nacidos entre 1959 y 1975. “Ya se
educaron en lengua catalana y han vivido el periodo de globalización
tras la caída del Muro de Berlín, que derribó la barrera entre el
capitalismo y el socialismo. Se vuelve a nuevas exploraciones de la
realidad”.
Se disparan las voces femeninas
La generación actual, “la mejor preparada de la historia, por el
acceso a la cultura y la educación”, ha gozado de “una gran libertad”
pero también ha sufrido “la gran crisis global que ha provocado una gran disidencia social”.
Es ahí, puntualiza Altaió, donde “la poesía ha tomado protagonismo oral
y escrito”. En este grupo, destacan los autores, despunta “la presencia
de la voz femenina”, que se dispara, acercándose a la paridad (27 de
64), con nombres como Mireia Calafell, Blanca Llum Vidal, Sílvie Rothkovic, Míriam Cano o Anna Gual.
Los también poetas Altaió y Sala-Valldaura (que en 1980 ya publicaron 'Les darreres tendències de la poesia catalana'),
aseguran haber leído todos los libros de todos los antologados.
Eligieron un poema de cada uno -“cada poeta es una literatura”,
recalcan- que representaba a la vez al escritor y al relato de la poesía
catalana, como voz colectiva.
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