La lectura de “Doce
meses y un día”, de la poeta Pilar Pastor, es un compendio de paz en donde la
naturaleza es el personaje y, más que leer, nos encontramos inmersos en cielos,
ríos, campos y colores.
La edición bilingüe (español-italiano), con ilustraciones en color de Maurizio Corradi, ha corrido a cargo de Cuadernos del Laberinto, quien nos ofrece no más de sesenta páginas que condensan el nacimiento del mundo y la lucha humana por su sentido mediante el símil de los meses del año, las estaciones y un día suelto que nos abre a la esperanza del futuro.
La edición bilingüe (español-italiano), con ilustraciones en color de Maurizio Corradi, ha corrido a cargo de Cuadernos del Laberinto, quien nos ofrece no más de sesenta páginas que condensan el nacimiento del mundo y la lucha humana por su sentido mediante el símil de los meses del año, las estaciones y un día suelto que nos abre a la esperanza del futuro.
—“Doce meses y un día”, su primer poemario en
solitario es un canto a la naturaleza y el trascurrir del tiempo ¿Cómo se
forjaron sus versos?
—Son el resultado del decantarse de sensaciones ante
la observación de la naturaleza. Una naturaleza que nos ofrece a veces
esas instantáneas intensas pero
inasibles. Y el objetivo ha sido
recuperar esas sensaciones, esas imágenes a través de la palabra. Fotografias
del tiempo que escapa y se nos escapa.
—¿A qué se debe que se haya añadido ese día suelto
final?
—Es una forma de indicar que el
tiempo no se agota y va siempre hacia delante, hacia un horizonte que tal vez
no consigamos vivir, pero sí imaginar. Ese día suelto no fue pensado
inicialmente como parangón con las condenas carcerarias, pero en realidad, como
para el preso, es un tiempo extra que sirve para ordenar las ideas y prepararse
a un cambio … como la última noche, de Las
mil y una noche.
—Su vida se ha centrado en la literatura, tanto en el periodismo como en la
docencia, y por supuesto, en su creación literaria . ¿Cómo sería su vida sin
esta actividad?
—La literatura es mi hilo de
Ariadna. No sería la misma persona sin la lectura y la escritura. Sin embargo,
ha sido una relación no exenta de conflicto que durante algunos periodos de mi
vida ha pasado en sordina, pues he considerado –quizás equivocándome- que tenía
que dar prioridad a lo cotidiano. Por otro lado, el periodismo me ha llenado profesionalmente,
pero me ha obligado a escribir sobre muchos temas diversos. No puedo negar que
he disfrutado mucho con esta profesión, sobre todo con las entrevistas a
escritores como Torrente Ballester, Miguel Delibes, Juan Gil Albert o María Zambrano.
Todavía conservo las grabaciones. Y este es el momento de la reconciliación y
del disfrute máximo de la escritura a través de la poesía.
—Actualmente reside y trabaja en Italia, puede
indicarnos cómo es el lector de allí, qué modas literarias se estilan.
—Yo vivo en una pequeña ciudad
(Trento) y el lector es más tradicional. Por supuesto hay tabletas y libros
digitales, pero ni en la Universidad donde trabajo, ni en los transportes
públicos ves a la gente leyendo libros en formato digital. Se lee en digital
para el trabajo, pero en papel por placer. Las ediciones son muy cuidadas. Y en
cuanto al tipo de libros, lo que más me sorpende es la enorme capacidad de los
editores italianos para comprar autores extranjeros. Hace unos meses, buscaba
en una gran librería de Madrid un libro de una autora mexicana publicado
recientemene y no conseguí encontrarlo. LLegué a Italia y me lo compré porque
estaba ya traducido al italiano. La poesía, sin embargo, no está viviendo el
auge que vive en España, aunque los italianos de definan a sí mismos como “un
pueblo de poetas y marineros”
—El libro viene acompañado por unas magníficas
ilustraciones de Maurizio Corradi. ¿Qué puede comentarnos de esta unión
entre las letras y los pinceles?
—Las delicata líneas y colores de
las acuarelas de Maurizio Corradi las concibo como la palabra no dicha, lo
impronunciabile, la emoción que acompaña a las palabras y las corrobora. Son
una invitación a hacer una pausa en la lectura: un remanso para pensar. Y,
además, con la llegada del libro digital, concebir un libro como una pequeña
joya creo que puede ayudar al lector a recuperar el gusto por la materialidad
del libro, por el gusto de pasar las hojas y acariciar su textura. Las
acuarelas que acompañan al libro se funden así con el poema.
La poeta PILAR PASTOR |
PILAR PASTOR
Nació en Astorga (León),
pero vivió en Madrid desde los nueve años. Es
periodista y ha trabajado en RNE y RTVE. Es, asimismo, doctora
en lingüística aplicada a la enseñanza de
la lengua por la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid y
actualmente vive en Italia donde trabaja como profesora en la
Universidad degli Studi di Trento.
En prensa escrita ha formado parte del equipo de redacción de varias revistas y ha sido jefe de producción de Arena Internacional del Arte y redactora jefe de la revista Diseño Interior. Ha colaborado con diversas publicaciones periodísticas y sigue colaborando con la revista Claves de la Razón Práctica. Ha sido responsable de la página de reseña de libros de la revista Dunia.
Como poeta ha escrito desde su juventud y ha publicado en la revista Amén, en las antologías Enésima hoja (2012), Bajo la estrella, el viento (2016) y Me gusta la Navidad (2016)
En prensa escrita ha formado parte del equipo de redacción de varias revistas y ha sido jefe de producción de Arena Internacional del Arte y redactora jefe de la revista Diseño Interior. Ha colaborado con diversas publicaciones periodísticas y sigue colaborando con la revista Claves de la Razón Práctica. Ha sido responsable de la página de reseña de libros de la revista Dunia.
Como poeta ha escrito desde su juventud y ha publicado en la revista Amén, en las antologías Enésima hoja (2012), Bajo la estrella, el viento (2016) y Me gusta la Navidad (2016)
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