Hojas de hierba es la gran epopeya americana y una de las grandes
epopeyas de la literatura universal: con una voz tan vigorosa
como sutil, canta el nacimiento de los Estados Unidos y su desarrollo
como nación. Sus poemas recogen la bullente diversidad
del país, sus heterogéneos pobladores y sus paisajes inabarcables,
y su carácter indómito, irreverente, exento de artificios. Es
una épica democrática, que arrumba los viejos principios de las
sociedades europeas y las igualmente viejas estéticas que los
ensalzaban, y proclama las esperanzas y necesidades del Nuevo
Mundo, donde ricos y pobres, hombres y mujeres, blancos y
negros, están llamados a ser libres e iguales, y los afectos imperan
sobre los intereses. Pero Hojas de hierba es también el retrato de
una persona, Walt Whitman, que vierte sus pasiones singulares
y sus anhelos más íntimos en sus páginas: «Esto no es un
libro: / quien lo toca, toca a un hombre», escribe en un poema
tardío. El amor por la naturaleza, la fuerza de su erotismo, la
turbulencia de la vida en Nueva York y el abrumador ímpetu
musical de su voz encuentran un eco dilatado en los poemas
del libro. Para Harold Bloom, Whitman constituye el centro del
canon norteamericano, porque toda «voz que en nuestra literatura
contemporánea se alza en soledad, herida o estoica, tiende
a asumir tonalidades whitmanianas».
Durante un tiempo, pensé en Whitman no sólo como un gran poeta, sino como el único poeta. De hecho, llegué a pensar que todos los poetas del mundo hasta 1855 se habían limitado a conducir hacia Whitman, y que no imitarlo era una demostración de ignorancia.
Durante un tiempo, pensé en Whitman no sólo como un gran poeta, sino como el único poeta. De hecho, llegué a pensar que todos los poetas del mundo hasta 1855 se habían limitado a conducir hacia Whitman, y que no imitarlo era una demostración de ignorancia.
Más información: http://www.galaxiagutenberg.com/libros/hojas-de-hierba.aspx
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