Oliverio Girondo (Buenos Aires, 1891-1967) es, junto con Lugones y
Borges, uno de los más grandes poetas argentinos del siglo XX y quizás
el más (y más verdaderamente) vanguardista. La primera vanguardia, la
ultraísta, desarrollada a ambos lados del Atlántico no es, en su mayor y
mejor parte, sino Creacionismo. Pero al gran reformador de la poesía
hispánica que fue Huidobro (con él se cancela y amortiza la amplísima
renovación aportada por el Modernismo) le falta algo para ser
considerado el gran poeta de la vanguardia: humor. La demolición de toda
la vieja literatura y la vieja retórica no hubiera sido posible sin ese
potentísimo disolvente y supremo abrasivo que es el humor. Girondo lo
aprende en Apollinaire, en Paul Morand, en Ramón Gómez de la Serna y
hace profesión de fe, es decir hace poética, su poética, del rechazo al
prejuicio de lo sublime, que no es tal vez sino el prejuicio de lo
solemne, de lo muerto, de lo consabido, de lo ya dicho, o lo que es lo
mismo de todo lo que no es poesía por mucho que pueda parecerlo.
El
humor de "Veinte poemas para ser leídos en el tranvía", "Calcomanías" o,
en mayor medida aún, el de "Espantapájaros" (el más radical y el más
personal de sus poemarios) es rápido, burlón, audaz, violento e
irreverente, incluso subversivo si se quiere, pero es sobre todo y ante
todo netamente poético y está por lo tanto en las antípodas de lo
meramente chistoso y del puro juego de espejos tras los espejos. Por eso
mismo es un humor, es una poesía que no sólo no ha envejecido sino que
conserva toda su fuerza afirmativa y juvenil, al contrario que tanta
vanguardia (¿) del último medio siglo a menudo afectada por el muy
antivanguardista morbo de la solemnidad y la autocomplacencia. Tras la
Segunda Guerra Mundial a Girondo, como a buena parte de su generación no
le quedaron, al parecer, ganas algunas de reír, comprensiblemente desde
luego. Pero eso fue algo que no benefició en nada a su poesía.
Persuasión de los días y En la másmédula son libros verbalmente muy
notables pero no están quizás a la altura de su obra anterior, o al
menos no son lo más representativo de su genio. Es en sus tres primeros
libros, aquí reunidos, donde se nos presenta ya maduro y definitivo su
total mundo poético, estas indelebles ?calcomanías? que nos regalan,
sin duda, lo más firme y granado de toda la primera vanguardia
hispánica.
A.L. Trinidad
Barrera (Osuna, 1952) es Catedrática de Literatura Hispanoamericana en
la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla y ha publicado
numerosos trabajos sobre literatura hispanoamericana destacando los
dedicados a la poesía y en especial a la poesía argentina del siglo XX,
donde sobresalen sus estudios de la obra de Baldomero Fernández Moreno y
de Oliverio Girondo.
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