Han pasado 75 años desde la guerra civil española, y la justicia tiene mucho que hacer en estos terribles casos, en estas heridas abiertas. La memoria, el recuerdo son un patrimonio de la sensibilidad humana y el dolor de este silencio, de la política envenenando nuestros corazones no hace bien alguno a quienes desean encontrar a sus seres queridos.
Desde todos los nombres es
un libro que pertenece a todas las personas a quienes la sinrazón
de las guerras y los autoritarismos les han arrebatado algún
ser querido. Y a todas aquellas que aunque hayan tenido la fortuna
de no perder a nadie en estas lamentables e inhumanas circunstancias,
sean capaces de ponerse en la piel de quienes han sufrido o sufren
esta ignominia. La dramática historia reciente de nuestro
país, donde no ha existido verdadera justicia ni siquiera
tras una dictadura excepcionalmente duradera, hace que la necesidad
de preservar la memoria sea para los descendientes de muchas víctimas
el único modo de salvaguardar la dignidad.
Nieves Álvarez nos muestra a las víctimas de este olvido, personajes derrotados y humillados como son los amantes separados por la guerra, las mujeres solas que se quedan en el pueblo tras la partida de los hombres al frente, la anciana que acaricia el envejecido vestido de novia que nunca pudo estrenar, los niños obligados a dejar de ser niños, la madre que relee las cartas enviadas por su hijo soldado, el nieto firme en sus convicciones que investiga sobre el paradero de su abuelo, la maestra de la República depurada tras la guerra, su marido el escritor asesinado, el escritor actual que debe su amor a las letras a aquella vieja maestra, la anciana rodeada de recuerdos para la cual el tiempo se detuvo un día… Todos ellos conforman un caleidoscopio del dolor silenciado: robaron la vida pero nadie tiene derecho a robarles la memoria.
Nieves Álvarez nos muestra a las víctimas de este olvido, personajes derrotados y humillados como son los amantes separados por la guerra, las mujeres solas que se quedan en el pueblo tras la partida de los hombres al frente, la anciana que acaricia el envejecido vestido de novia que nunca pudo estrenar, los niños obligados a dejar de ser niños, la madre que relee las cartas enviadas por su hijo soldado, el nieto firme en sus convicciones que investiga sobre el paradero de su abuelo, la maestra de la República depurada tras la guerra, su marido el escritor asesinado, el escritor actual que debe su amor a las letras a aquella vieja maestra, la anciana rodeada de recuerdos para la cual el tiempo se detuvo un día… Todos ellos conforman un caleidoscopio del dolor silenciado: robaron la vida pero nadie tiene derecho a robarles la memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario